martes, diciembre 25, 2007

Un regalo de Navidad ...


La Cíclope De Tres Ojos
(Carlos Smith)

Antes de saber que existías,

presentí que eras sólo un gran ojo,

un ojo de siete gamas

que miraba en paz la vida celeste del mar,

y las arenas desnudas del norte,

desde las medusas a las alturas cordilleranas.



Te intuí curiosa de la luz,

esa luz perfecta y transformadora

que suele bajar a recordarnos

que el yo eterno nos habita

y que pertenecemos a la tierra padre,

y al universo madre

que parió la vida en el infinito,

en el todo y en la nada.



Eras entonces la cíclope invisible

que aguardaba que el cosmos

cruzara tus caminos con la cocreación.

Eras la que esperaba la inteligencia infinita,

el conocimiento absoluto

la dimensión eterna,

para construir más andamios de luz

más posibilidades, más existencia cotidiana,

en estos tiempos, en la dualidad.



Entonces escuché tu mar,

tu voz de madre inmensa,

tu zumbido acogedor,

tu puerta desplegándose.



Lo inasible separó tu lejanía

y te vi llegar sonriente,

plateada, azul, rosa, verde

y advertí que eras una cíclope de tres ojos,

de tres ojos certeros e invisibles,

de tres ojos silenciosos e invulnerables,

ojos que ven lo que no existe,

que crean lo impalpable,

y que intencionan el amor

hacia todo lo viviente.



De ti, para mi, gracias siempre ... @


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