lunes, abril 21, 2008

Los caminos de la vida ...

Ayer domingo, tuve la mala ocurrencia de ir de compras a la feria, con la sana intención de comprar lechugas y verduras de esas bien verdes, de esas que le dan sabor a la vida ... error!!! gran error !! ... fueron las lechugas con las que por supuesto nunca llegué a casa y que fueron las mas caras de mi vida.

Esa ida a la feria, no la olvidaré jamás!!! ... si salí de mi casa a 1/2 día y al ver el reloj y por las llamadas constantes de mis hijos ... cada 20 min. para ser aún más exacta, nadie me creería si cuento que a las 5 pm recién me pude (nos pudimos) escapar de esa aventurada compra ...

Dos hombres se acercaron a mi (y a mi hermana quién gustosa me acompañó y que demás está decir, ese día tenía mucho que estudiar) ... siguiendo con esos dos hombres, nada de feos, pero peligrosos - recién ahora lo pienso - buenos pa´la conversa, no nos soltaron más, a primera vista se veían inofensivos, pero no !!! error nuevamente, mi intuición estaba fallando y yo me estaba asustando.

Nos convencieron para que pasaramos a un lugar, parecía una oficina, estaba llena de artículos llamativos, había muchos papeles, olores y ruidos extraños. Si debo decir todo muy limpio, el suelo me llamó la atención... observé todo con mucha calma, tratando de no sentir pánico además que pasadas algunas horas ya tenía algo de hambre y sed ... mucha sed. Me trajeron algo de beber -mi hermana no aceptó nada, por suerte!!!- confundí su color creyéndolo una bilz - deben haber sido los nervios - crazo error ... luego de tomármela, me dí cuenta que era otra cosa, una coca cola ... mis manos estaban temblorosas, pues aunque no me obligaron, me hicieron firmar muchos documentos ... ellos escribían y tomaban nota, hablaban mucho eso sí ... yo me sentía algo cansada ... del resto, poco recuerdo ...

La tranquilidad llegó a mi por fin, cuando pude escapar ... y me vi nuevamente en esa calle ancha, larga si, muy larga ... con el nerviosismo la logré reconocer ... me traía directo a casa, mi hermana no estaba!!, había escapado antes en su auto. No la ví más hasta que llegué a mi casa, ella me esperaba con sus ojos muy grandes y una gran sonrisa, pues por fin, ese domingo de feria y de lechugas, en que nos extraviamos y sin pensarlo mayormente, yo me había comprado de nuevo un auto, el mismo que me trajo otra vez a casa, ese que estaba extrañando y que de ahora en adelante, me llevará quién sabe a qué nueva aventura o tal vez si la próxima vez, a comprar lechugas ... @

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