.. mmm!!! qué rico pensar en erizos una tarde de finales de noviembre ... deliciosa opción, si no fuera porque se me ocurrió acompañarla con galletas, mantequilla y un delicioso vino blanco no tan heladito, es decir tan dietética la opción, no iba a ser.
Los ingredientes básicos fueron dos gordas bombas de erizos frescos, que había que rescatar de nuestro folclórico mercado municipal, el sol ya había partido, llegaba el anochecer, donde éste parecía estar despidiendo un cálido atardecer. Entre los dulces sonidos que llegaban a mis oidos de un mp3, unas nubes gloriosas que decían adiós a la tarde y un sol melancólico que iba a dormir, mis pensamientos me llevaron al antojo y el apetito se abrió.
La compra fué rápida, los erizos esperaban. Aunque el vino no estaba tan frio era rápido de solucionar. A picar cebollita, esa llorona cebolla que te hace lagrimear, pero esa no fuí yo, como me he vuelto terriblemente regalona, al llegar a casa mi querida tía Alda ya la tenía lista, para qué hablar del cilantro, arómatico y delicioso él, por supuesto no podía faltar.
Los aliños ya estaban, una picante pimienta de esa que te hace estornudar, el limón exprimido y otros por apretar. Qué comida tan fácil, solo nos faltaba mezclar y aliñar. Poner la mesa fué rápido, manos no faltaron, unas galletitas y mantequilla para acompañar y solito él, al lugar de las copas partió, era fácil llegar. El vino guardado en el frío al parecer ya no quería esperar, por lo tanto el primer salud, junto a nuestro plato de erizos, a la mesa no le costó nada llegar.
Ante tremendo festín, no pudo faltar una amena conversación a cerca de todo, !! genial !!, el vino bajaba, los erizos se escapaban del plato, eso no indicaba que querían arrancar, solo significaba que a mi plato no dejaban de llegar. Golosa esta bruja, pero una deliciosa comida no pudo faltar luego de esa magnifica puesta de sol, que a mi querido estómago hizo soñar... @
Los ingredientes básicos fueron dos gordas bombas de erizos frescos, que había que rescatar de nuestro folclórico mercado municipal, el sol ya había partido, llegaba el anochecer, donde éste parecía estar despidiendo un cálido atardecer. Entre los dulces sonidos que llegaban a mis oidos de un mp3, unas nubes gloriosas que decían adiós a la tarde y un sol melancólico que iba a dormir, mis pensamientos me llevaron al antojo y el apetito se abrió.
La compra fué rápida, los erizos esperaban. Aunque el vino no estaba tan frio era rápido de solucionar. A picar cebollita, esa llorona cebolla que te hace lagrimear, pero esa no fuí yo, como me he vuelto terriblemente regalona, al llegar a casa mi querida tía Alda ya la tenía lista, para qué hablar del cilantro, arómatico y delicioso él, por supuesto no podía faltar.
Los aliños ya estaban, una picante pimienta de esa que te hace estornudar, el limón exprimido y otros por apretar. Qué comida tan fácil, solo nos faltaba mezclar y aliñar. Poner la mesa fué rápido, manos no faltaron, unas galletitas y mantequilla para acompañar y solito él, al lugar de las copas partió, era fácil llegar. El vino guardado en el frío al parecer ya no quería esperar, por lo tanto el primer salud, junto a nuestro plato de erizos, a la mesa no le costó nada llegar.
Ante tremendo festín, no pudo faltar una amena conversación a cerca de todo, !! genial !!, el vino bajaba, los erizos se escapaban del plato, eso no indicaba que querían arrancar, solo significaba que a mi plato no dejaban de llegar. Golosa esta bruja, pero una deliciosa comida no pudo faltar luego de esa magnifica puesta de sol, que a mi querido estómago hizo soñar... @
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