.. que cruel puede sonar esa palabra, cuando pensamos que el abandono puede ser desamparo o descuido, o renuncia y desinterés, o alejamiento de un lugar o, por último el descuido de los intereses, las obligaciones, el aseo personal o la compostura, etc. para qué seguir si cada uno de nosotros sabe ciertamente qué motivo es el que nos lleva a ésto.
Las definiciones podrían ser muchas, pero también tengo claro que las personas nos abandonamos cuando no tenemos razones para luchar, ilusiones, objetivos o proyectos que den sentido a nuestras vidas. Cuando no tenemos una motivación nos dejamos estar, entramos en una rutina y en una inactividad la que no nos permite ver claro y buscar un nuevo norte donde dirigir nuestras expectativas de vida. Llegamos a abandonarnos cuando esperamos que mágicamente aparezca algo o alguien a nuestra vida y si ésto no sucede, plafff !!, nos dejamos estar.
Podría decir que la depresión nos ayuda a abandonarnos, y nos quita las fuerzas para continuar. El resentimiento y el rencor ante alguna causa donde no nos ha ido bien, es decir, cuando la negatividad no nos permite ver el sol. En algunos casos también se puede decir que una enfermedad también nos quita las ganas, pero eso, podría ser pasajero...
Ahora tenemos otro tipo de abandono y es el abandonarnos a la voluntad de Dios ... sea cual sea ese Dios, dá lo mismo, pues nos abandonamos cuando estamos buscando cumplir Su Voluntad en nuestra vida, abandonamos buscar nuestros gustos egoístas para buscar hacer lo que Dios quiere, Él siempre sabe que es lo mejor para nosotros y siempre quiere nuestra salvación eterna. Pero sinceramente, no creo que Él, sí, el Dios que sea nos quiera abandonados a la suerte, sin el deseo de surgir, de estar motivados y que mas grande sería su felicidad si nos sabe felices de existir y poder disfrutar de las maravillas que nos dió, esas que están cada día frente a nuestros ojos.
Abandonarnos en el Padre a mi entender es mas bien el decir no al egoísmo, a la corrupción, a la hipocresía, a la violencia, a la falsedad. Pero no descuidarnos y alejarnos de todo como una fácil, rápida y egoísta solución a nuestras carencias.
Abandonarse en fe, es la única salida de liberación para no desesperarnos, y vivir una vida feliz, en Dios. ¡Sí!, la manera de liberarse de todas las agresiones, desgarraduras tan terribles que se clavan en nuestro corazón ¡pobre corazón!, será abandonarse en los brazos amorosos de Dios, entonces sí que desaparecerá tanta cosa y nuestro ser entero vivirá más descansado y reconciliado y contento y entonces tu corazón será una fuente de paz para todos aquellos que el Señor pone en tu camino.
Las definiciones podrían ser muchas, pero también tengo claro que las personas nos abandonamos cuando no tenemos razones para luchar, ilusiones, objetivos o proyectos que den sentido a nuestras vidas. Cuando no tenemos una motivación nos dejamos estar, entramos en una rutina y en una inactividad la que no nos permite ver claro y buscar un nuevo norte donde dirigir nuestras expectativas de vida. Llegamos a abandonarnos cuando esperamos que mágicamente aparezca algo o alguien a nuestra vida y si ésto no sucede, plafff !!, nos dejamos estar.
Podría decir que la depresión nos ayuda a abandonarnos, y nos quita las fuerzas para continuar. El resentimiento y el rencor ante alguna causa donde no nos ha ido bien, es decir, cuando la negatividad no nos permite ver el sol. En algunos casos también se puede decir que una enfermedad también nos quita las ganas, pero eso, podría ser pasajero...
Ahora tenemos otro tipo de abandono y es el abandonarnos a la voluntad de Dios ... sea cual sea ese Dios, dá lo mismo, pues nos abandonamos cuando estamos buscando cumplir Su Voluntad en nuestra vida, abandonamos buscar nuestros gustos egoístas para buscar hacer lo que Dios quiere, Él siempre sabe que es lo mejor para nosotros y siempre quiere nuestra salvación eterna. Pero sinceramente, no creo que Él, sí, el Dios que sea nos quiera abandonados a la suerte, sin el deseo de surgir, de estar motivados y que mas grande sería su felicidad si nos sabe felices de existir y poder disfrutar de las maravillas que nos dió, esas que están cada día frente a nuestros ojos.
Abandonarnos en el Padre a mi entender es mas bien el decir no al egoísmo, a la corrupción, a la hipocresía, a la violencia, a la falsedad. Pero no descuidarnos y alejarnos de todo como una fácil, rápida y egoísta solución a nuestras carencias.
Abandonarse en fe, es la única salida de liberación para no desesperarnos, y vivir una vida feliz, en Dios. ¡Sí!, la manera de liberarse de todas las agresiones, desgarraduras tan terribles que se clavan en nuestro corazón ¡pobre corazón!, será abandonarse en los brazos amorosos de Dios, entonces sí que desaparecerá tanta cosa y nuestro ser entero vivirá más descansado y reconciliado y contento y entonces tu corazón será una fuente de paz para todos aquellos que el Señor pone en tu camino.
Es locura sufrir por cosas que hoy son y mañana ya no son. Es locura no perdonarse y no perdonar. Es locura odiar, así que cuando te sorprendas a ti mismo reviviendo lo que te sucedió ayer o hace una semana, hace un mes, hace 10 años, 30 ó 60 años, ¡despierta!, pues todo eso ya no tiene ningún valor, todo eso ya no existe más que en tu programación mental negativa, en resúmen no nos tenemos que resignar, si lo que tenemos que hacer es vivir, pero en plenitud, dando, compartiendo, queriendonos, recordándonos, sí, recordando a cada minuto que tenemos un propósito en esta vida, y ese es ser felices, pero en concordancia con nuestro pensamiento y nuestro actuar.
Personalmente, yo me abandoné un tiempo y me dejé llevar ... que la vida lo hiciera todo por mi, qué fácil sonaba pero que difícil era sobrevivir, caminaba, comía, lloraba y también reía, siempre tenía compañía pero daba lo mismo, hasta que descubrí nuevamente, que la vida era rica, deliciosa y me ordené. Deseché las rabias, las soledades, las penas y más, y descubrí colores, una amplia gama de ellos, los que siendo blancos o negros, grises o rojos intensos me daban esas ganas de ser y de estar. De ser yo quién disfrutaba de la compañía y también de la soledad, que era yo quién permitía que se invadieran o no mis espacios, que era rico compartir, que era rico regalar, que era bueno confiar y darme a los demás. Descubrí que siempre existiría una motivación para despertar en las mañanas y caminar con una amplia sonrisa o con una mueca de rabia en mi rostro, pero si estando profundamente consciente que estaba viviendo de manera armoniosa, con mis ideales, con mis sueños y sabiendo que, siempre algo grande en mi vida estaba por pasar, así fuera el simple canto de un pájaro, el frágil vuelo de una mariposa o, un rico baño en el mar ... @
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